Durante el último Almuerzo-Coloquio organizado por el Comité Español de la LECE en el Círculo Ecuestre de Barcelona, el administrador principal de la DG de Tributos y Unión Aduanera de la Comisión Europea, Juan López Rodríguez, desgranó todo lo que se evitaría con la aplicación de las medidas planificadas. Un dato impactante es que la competencia fiscal entre estados miembros al bajar tipos impositivos sobre sociedades para atraer a inversores, genera el encarecimiento de impuestos como los aplicados a las rentas de trabajo.

En la Unión Europea (UE) ha bajado más de nueve puntos el tipo impositivo sobre sociedades desde el año 2000. Su peso sobre el PiB es bajo, un 2,4%, similar al de los Estados Unidos (EE.UU.). Por contra, el ratio de todos los impuestos sobre el PiB en Europa es el más alto entre los países de la OCDE, un 40,2%, casi el doble que en los EE.UU. No existe unidad entre los estados miembros. Hay competencia entre ellos. Esa fiscalidad tampoco se ajusta a la realidad de un un entorno económico global, móvil y digital. Está pensado en clave estado y no en clave conjunto. Los modelos y estructuras de las empresas son más complejos. Ello hace que algunos aprovechen la situación para registrar beneficios en países con fiscalidad baja, como las multinacionales. En el caso de las pymes, ante normas tributarias complejas y opacas, sufren situaciones difíciles como la doble imposición.

Durante el Almuerzo-Coloquio organizado por el Comité Español de la LECE en el Círculo Ecuestre de Barcelona el pasado 28 de febrero, el administrador principal de la DG de Tributos y Unión Aduanera de la Comisión Europea, Juan López Rodríguez, reafirmó que, ante ese contexto, la Comisión trabaja para conseguir un sistema de imposición de las sociedades justo y eficaz.

López Rodríguez resaltó que esa falta de unidad genera obstáculos para operar en el mercado único, con 28 impuestos sobre sociedades, y una competencia fiscal entre los estados miembros. Así, reducen tipos del impuesto de sociedades para proteger las bases imponibles y atraer inversión extranjera. Además, para paliar esa reducción aumentan la presión fiscal sobre el trabajo y las empresas menos globales, menos móviles. En este contexto, se genera una imagen muy negativa del sistema impositivo, con consecuencias para su cumplimiento.

Las acciones planteadas desde la Comisión se agrupan en cinco puntos. Bajo esas premisas, la Comisión actúa con un nuevo enfoque a partir de cinco planes de acciones.  El primero es conseguir un único conjunto de normas para simplificar el mercado único para las empresas y reducir cargas administrativas. La conocida como Base Imponible Común Consolidada para el Impuesto de Sociedades (BICCIS) sería eficaz en la lucha contra el traslado de beneficios a zonas con fiscalidad baja. También implicaría una transparencia total sobre los tipos en cada país, con lo que reduciría la competencia fiscal.

Un segundo plan de acción, recordó López Rodríguez, es garantizar que la imposición se aplica donde se generan beneficios. Con directivas de armonización evitarían llegar a una doble imposición involuntaria. Una tercera acción sería la mejora del régimen fiscal para las empresas, con mecanismos de arbitraje y resolución de litigios en materia de doble imposición.

En cuanto a la transparencia fiscal, se quiere permitir una información pública país por país sobre los procesos de aplicación fiscal de cada estado a las empresas. Las multinacionales deberían exponer su fiscalidad en cada país, la existencia de filiales y todo aquello necesario para evitar una estrategia fiscal agresiva dentro de la propia UE. La quinta acción va encaminada a mejorar la coordinación de los estados miembros en materia de auditorías fiscales.

El ponente fue presentado por el presidente del Comité Español de la LECE, Francesc Homs i Ferret.